El pollo es un alimento muy versátil y saludable que puedes utilizar en infinidad – sí, literalmente – infinidad de recetas. Si estás cansado de solo saber prepararlo a la plancha, aquí te mostraremos muchas opciones para nunca te aburras de esta carne blanca que aporta muchas proteínas a tu cuerpo. Y lo mejor de todo es que no te quitará tiempo porque muchas de estas preparaciones son súper fáciles, simples y sencillas de hacer. 

Todas las abuelas tienen una receta de arroz con pollo infalible, que ha pasado de generación en generación y que encanta a todos. Es una preparación apta para toda la familia que ni siquiera los niños van a rechazar. Tanto si eres un experto en la cocina como si apenas estás empezando y tienes poco conocimiento del tema, las preparaciones que te vamos a mostrar en esta sección son muy sencillas de hacer. Además, te garantizamos que quedarán jugosas y serán muy originales.

Cómo elegir el pollo fresco

Este ingrediente se conoce por su versatilidad, su bajo contenido en grasas y por su bajo precio, por lo que no puede faltar en tu carrito de la compra. Para saber cómo elegir esta proteína fresca debemos tomar varios factores en cuenta. El color de la piel debe ser rosa vivo, no opaco, y se debe ver húmedo, sin manchas y no estar pegajosa. 

Si lo compramos por partes, pechuga, muslo, pata, etc, debemos tomar en cuenta que se conserva fresco por menos tiempo. Es decir, se daña más rápido. Si lo compramos entero debemos verificar que no tenga ninguna marca, golpe o corte extraño. Si la piel está de color verde o violeta, o si las puntas de las alas están oscurecidas, significa que no está fresco. La pechuga debe ser firme y redonda, si podemos hundir fácilmente los dedos en la carne no es buena señal.  De igual forma, el olor es un buen indicador de frescura, no debe ser fétido o avinagrado. 

¿Cómo limpiar un pollo entero?

Aunque en el supermercado tenemos a nuestra disposición las bandejas ya cortadas y limpias de esta proteína; todo buen amante de la cocina debe saber cómo limpiarlo. Es un conocimiento que nunca está de más. Así que, lo primero que tenemos que hacer es quitar con un cuchillo las plumas que puedan quedar, si después todavía permanecen algunos vellos que no puedes quitar manualmente, podemos quemarlos con un soplete o acercarlo cuidadosamente a la cocina de gas. 

Picamos la unión de los dos huesos del cuello para retirar la cabeza y la descartamos. Retiramos con un cuchillo la piel del cuello y del ano. Con cuidado, metemos la mano y retiramos las menudencias de su interior. Es decir, sus órganos internos: corazón, hígado, mollejas, vísceras e intestinos. Debemos tener cuidado con la bolsa biliar (una bolsita de color verde oscuro) porque si se rompe puede amargar la carne. Quitamos el exceso de grasa. Enjuagamos con abundante agua y retiramos la piel, si lo deseamos.  

Debemos tener cuidado en todo momento sobre la superficie donde estamos trabajando, porque puede haber bacterias como la salmonella. Debemos desechar rápidamente el envase de plástico donde venga conservada la carne y limpiar toda la superficie durante y después del cortado, incluyendo el grifo y las manijas de los cajones. 

Beneficios del pollo: bueno para la salud y la dieta

Como decíamos, este ingrediente es sumamente versátil. Tanto que puede utilizarse para una parrilla, un guisado, un asado, al horno, para una ensalada e incluso en caldos. Es casi irónico que sea tan popular y tan usado, pero siempre solemos hacer las mismas preparaciones una y otra vez. Por eso aquí te mostraremos cómo hacer en casa recetas tan populares como un pollo al horno, al ajillo, guisado, a la cerveza, en salsa, teriyaki, al limón, a la naranja, a la plancha, con mostaza, con coca cola, a la barbacoa, al curry, con champiñones, etc, etc, etc. ¿Has visto cuántas posibilidades? Y lo mejor es que muchas de estas preparaciones tienen poquísimos ingredientes. 

Aunque si ya estás pensando en un plan más picoteo con colegas para ver el fútbol o el Super Bowl, o también como una entrada en un encuentro familiar, te proponemos unas croquetas de pollo que están para chuparse los dedos y con ingredientes súper económicos. Y si quieres cumplir con los paladares más exigentes y exóticos, puedes ir al otro lado del mundo desde tu mesa preparando una versión de pollo agridulce estilo chino; o también puedes ir hacer lo más básico con unos muslos con patatas y verduras de toda la vida. Aquí verás de todo. 

Una de las mejores cualidades de este ingrediente es que puede servirse frío o caliente. Podemos preparar una sopa levanta muertos con unas carcasas, o un caldo casero para utilizar en otras preparaciones. O podemos servirlo frío, picado en una ensalada o de relleno en unas fajitas al más puro estilo mexicano. Y si seguimos explorando la geografía, ¿qué tal una versión tikka masala para el almuerzo? 

También debemos tomar en cuenta que este ingrediente es sumamente recomendado para las dietas de pérdida de peso, porque es rico en proteínas y muy saciantes. Así que también podemos hacer recetas que no engorden y que aún así sean deliciosas y originales, como un pollo con almendras. Aunque si por otro lado, buscas llevar a tu mesa una versión comercial, te daremos una preparación para que quede igual al   

Pollo frito del KFC….. ¡Manos a la obra, que lo bueno está por venir!